"La Tierra del Sur"

Isla de Almadán. 1 de enero de 2.014. 03.20 horas

- Mierda, Pepo, ...¡son dos putos misiles! – repitió el capitán Flores con voz nerviosa.

En la pantalla de radar del EF-2000 del capitán Díaz de Alonso habían desaparecido dos de los aviones marroquíes. Eso significaba que ambos pilotos, habían hecho blanco destruyéndolos. Sin embargo, el tercero había disparado dos misiles. Probablemente dos Mica, un misil de alcance medio, incluso largo. Los franceses se los habían vendido en los últimos años y los informes de inteligencia españoles calculaban que los marroquíes habían adquirido más de dos centenares para sus fuerzas aéreas y posiblemente ese era uno de ellos.

Su alertador RWR, no le indicaba con su inquietante sonido, que era él el blanco. Miró hacia su compañero, el capitán Flores, que ya había comenzado las maniobras de evasión, haciendo un picado hacia el mar en donde solo se reflejaba un estrecho reguero de luna, que rompía un poco la negrura de la noche.

- Joder Flowers, rompe a la izquierda. – casi chilló el capitán Díaz de Alonso a su compañero.
- Roger Pepo. Comunica la situación a Ardilla, yo me tengo que librar de esto. – la voz del capitán Flores denotaba el nerviosismo que sentía en ese momento.

Por otra parte, Ardilla le había confirmado que cuatro EF-18/A de Los Llanos ya se acercaban y se encontraban a menos de cien millas de donde él y su compañero estaban. Otros cuatro EF-2000 de Morón también se dirigían ya para allí. Dudó si meterse en la pelea con el resto de aviones marroquíes o esperar el desenlace de su compañero que en muy pocos segundos empezaría a lanzar bengalas y chaffs para confundir el misil. Apretó los dientes y decidió en un segundo seguir al primer Mirage que aparecía en su pantalla. En ese momento se lamentó de haber disparado los dos Meteor a la vez. Sin embargo, también pensó que esa había sido la mejor forma de asegurar el derribo del primer Mirage. Si quería alcanzarle con los misiles de corto alcance, debía acercarse más y ponerse también a tiro de sus AIM-9 recién adquiridos por la Fuerza Aérea de Marruecos a Arabia Saudí. Tenía combustible para intentarlo, pero el marroquí se lanzaba con rapidez hacia las costas de Marruecos al abrigo posiblemente de otros Mirages que pudieran esperarle y los posibles antiaéreos. Dudó un instante y detuvo su impulso de seguirle.

- Ardilla aquí Piedra Uno. Los bandidos han abierto fuego sobre Piedra Dos.
- Confirme ataque sobre Piedra Dos, Piedra Uno. – contestó con algo que le pareció a excesiva frialdad al capitán Díaz de Alonso.
- ¡Joder, Ardilla, ya te lo he dicho, tengo a Piedra Dos evadiendo dos misiles IR! Permiso para cazar a los bandidos.
- Piedra Uno, aquí Ardilla. Aborte persecución y regrese a Jardín. Repito aborte persecución y regrese a base. Vuelo Pantera está entrando y tenemos otros cuatro contactos todavía condición boguey por el sureste. Rumbo Tres Cuatro Siete. Cambio. Son bandidos, repito bandidos, cambio. – corrigió un segundo más tarde el operador.
- Ardilla, Solicito permiso de persecucción. Tengo armamento y combustible para perseguir a los bandidos. Cambio.
- Negativo Piedra Uno. Aborte persecución.
- Roger Ardilla. Regreso a base. Cambio y corto. –respondió un par de segundos después el capitán Díaz de Alonso.

Pensó de nuevo en Antonio Flores y le buscó nerviosamente con la mirada. Estaba debajo de él, y la estela del misil se acercaba inexorablemente. A pesar de ello, seguía haciendo bruscos virajes para deshacerse de él. El primero había fallado por efectos de los señuelos lanzados y fue a explotar al mar, lejano y perdido. El capitán Flores, ahora había picado todavía más su avión más al mar, intentando ganar algo más de velocidad. Fue inútil, el segundo misil alcanzó al EF-2000 español destrozando su cola, pero sin llegar a destruirlo.

- Pepo, me ha alcanzado uno de los vampiros, pierdo control. He de saltar. Cambio y corto – notó que la voz de su compañero era de nerviosismo y temor y el capitán Díaz de Alonso deseó que la eyección fuera correcta y sin problemas.

Algo menos de medio minuto más tarde, una pequeña explosión, que sonó algo lejana, se dejó oír en la noche y supo que el EF-2000 de su compañero había explotado contra el mar.

- Piedra Uno a Ardilla. Cambio.
- Le recibimos Piedra Uno. Cambio
- Piedra Dos ha sido alcanzado, repito, ha sido alcanzado. Cambio.
- Recibido Piedra Uno. Tenemos su demarcación. Empezamos operativo CSAR. Los cuatro bandidos se acercan con rumbo Dos Tres Tres a Sol. Distancia Uno Cero Cero millas. – el operador se refirió por primera vez a Almadán con su nombre en clave – Están ya lejos. Piedra Uno deje el trabajo a vuelo Pantera. Ya he hecho el suyo muy bien. Cambio.
- Solicito de nuevo vector de ataque. Cambio – no podía dejar de pedirlo.
- Negativo. Repito, negativo. – La respuesta de Ardilla tardó al menos cuatro o cinco segundos. El hostil Cero Cero Tres se aleja rumbo Cero Ocho Ocho y en poco tiempo, si desciende, lo perderemos.- Al capitán esa tardanza le pareció que sin duda el operador había consultado de nuevo con el oficial de guardia que además, tendría comunicación permanente con la base de Morón de la Frontera. - Además esos cuatro hostiles se acercan rumbo Dos Nueve Cinco y están en nuestro límite del alcance radar. Son muchos para uno solo, Piedra 1. Tenemos a vuelo Pantera en rango de ataque y vuelo Cebra ya en camino. Ha hecho un buen trabajo. Cambio
El capitán Díaz de Alonso se percató que en Ardilla habían pensado en la posibilidad de que se diera la vuelta y se enfrentase a los marroquíes lanzándoles los cuatro misiles de corto alcance que todavía le quedaban. Estaban en lo cierto, pero no iba a desobedecer una orden, y menos después de haber pedido confirmación.

- Roger. Confirmo vuelta a Jardín. – contestó llamando a Morón de la Frontera por su nombre en clave. – Cambio y corto. - Con un movimiento suave de muñeca empujó al avión de combate EF-2000 hacía la densidad del negro de la noche y se preparó para volver a la base de Morón de la Frontera con un derribo confirmado. En el revuelo de su mente, seguía sin entender porqué no le habían permitido unirse al vuelo Pantera de los Llanos y hacer frente a los marroquíes. Incluso al vuelo Cebra.

Su compañero y amigo, Pedro Flores, quedaba atrás, ojalá todo pudiera salir bien y su rescate fuera posible. Sentía rabia e impotencia y deseaba no dejarle allá, pero comprendía que las órdenes eran lógicas a pesar de ser dolorosas. De todas formas, él desde su EF-2000, poco podía hacer para rescatar a su compañero. Aquello, un CSAR, era labor de los helicópteros de salvamento y rescate, no de un cazabombardero. Lo sintió muy dentro y muy compacto, y apenas se sorprendió por ello. El capitán Díaz de Alonso, deseó con todas sus fuerzas que los cuatro aparatos, que con casi total seguridad eran marroquíes, y que se acercaban por el sudeste terminaran, en el fondo del mar. Se dio cuenta que era la primera vez que deseaba la muerte de una persona, sin resquicios y sin remordimientos. A fin de cuentas, eran enemigos y habían derribado a su amigo. Casi, de forma remota y extraña, le pareció justo.
Mientras seguía viendo la pantalla de radar y con la vista buceaba en la oscuridad de la noche, se lamentó de la configuración de solo dos Meteor y dos Iris-T de los aviones de alerta. Incluso de que solo dos aviones, fueran la configuración de la primera alerta. Inmerso en este pensamiento, y sin dejar de mirar el radar, empezó a vislumbrar de nuevo la costa de la Península, que se empezaba a recortar nítidamente en su pantalla, mientras aparecía mucho más escondida en la noche.
No dejaba de pensar en su compañero. Conocía a Antonio Flores, Flowers, para todos, desde la academia de San Javier. Habían pasado muchas cosas juntos, tardes de risas con las chicas en Murcia o de confidencias en la camareta. Incluso estado en su boda civil, pero boda al fin y al cabo, a pesar de haberse separado más tarde. Era un amigo y sintió escalofríos al pensar en que ahora podía estar muerto. Por alguna razón, se sorprendió en que no pensó ni un momento en Elisa, su antigua novia.